Chicago ya dejó escapar unos Juegos

De las 4 ciudades que están luchando por organizar los Juegos de Verano del 2016, sólo una de ellas lo ha hecho con anterioridad: Tokio en 1964. Sin embargo, hubo otra ciudad a la que se le concedieron los Juegos, pero no los llegó a acoger. Nos remontamos a principios del Siglo XX.

Después de que las dos primeras ediciones de los Juegos Olímpicos de Verano se hubieran disputado en Europa, en Atenas y en París; el Barón Pierre de Coubertain, quién había recuperado los JJOO, vio claro que tenía que expandir los Juegos por el mundo. Aprovechando los exitosos resultados que habían tenido los atletas de Estados Unidos tanto en la cita griega como en la francesa, Coubertain decidió que se debían hacer en Estados Unidos.

2 ciudades presentaron su candidatura a acoger el evento: Chicago y Saint-Louis. El Comité Olímpico Internacional concedió en un primer momento los Juegos a Chicago, gracias a una oferta económica que posibilitaba obtener unos 200.000 dólares de ingresos. Incluso ofrecía un barco para ir recogiendo por los diversos países europeos a los atletas. Sin embargo, Saint-Louis no se dio por vencida. Esta ciudad argumentó que se conmemoraba el centenario de la cesión por parte de Francia de los territorios de Louisiana a Estados Unidos, y que con este motivo, iba a organizar una Exposición Universal donde encajarían los Juegos.

Pero esto le traía muy malos recuerdos al COI, después de que en París 1900 los Juegos pasaran desapercibidos dentro de la Exposición Universal. Por lo que el COI seguía apostando por Chicago. Pero Saint-Louis, ciudad capital del estado de Missouri que concentraba la actividad comercial del algodón, no se daba por rendida. Usó sus medios de presión y amenazó con montar unas pruebas paralelas. Los Juegos acabaron en Saint-Louis, pero no por las presiones de esta ciudad, sino porque Chicago vio que no llegaba a tiempo a 1904 y pidió retrasarlos a 1905. Esto iba contra la Carta Olímpica, por lo que el COI se decidió por Saint-Louis, que además contaba con el apoyo del presidente americano, Roosevelt. A Coubertain, sin embargo, seguía sin gustarle la idea, y no acudió. Los Juegos no se vieron eclipsados tanto por la Exposición Universal como en París, aunque hubo otros graves problemas. Pero esa es otra historia.

Desde entonces, Chicago se presentó para albergar los Juegos del 52. Entonces no había criba interna en cada país, y hasta 5 ciudades de Estados Unidos buscaban el mismo objetivo, además de Ámsterdam y Helsinki, quién se llevó el gato al agua. Algo parecido le pasó a Chicago con los Juegos del 56, con también una amplia competencia estadounidense, en unos Juegos que se llevó Melbourne.