miércoles, 26 de septiembre de 2007

Un poco de cordura

El Tribunal de Arbitraje del Deporte ha decidido autorizar a Alejandro Valverde a participar en la prueba de ruta de los Mundiales de Ciclismo en Carretera, que se celebrará el próximo domingo en Stuttgart. Realmente la sentencia era lo que tenía que suceder, ya que la Unión Ciclista Internacional no tenía ninguna nueva prueba contra el murciano en el caso "Operación Puerto" (pese a que el máximo organismo del ciclismo dijera la contrario); pero el caos en el que se encuentra sumido el mundo del ciclismo hacía temer lo peor a la delegación española desplazada hasta la sede del TAS.

Por fortuna para el propio mundo del ciclismo, alguien ha llevado un poco de cordura, aunque, paradójicamente, haya tenido que ser un ente externo al propio ciclismo. Y es que Alejandro Valverde ha sufrido una auténtica caza de brujas por parte de la UCI desde que un día vieron que aparecía (se lo debieron soñar) su nombre en los papeles de la archiconocida "Operación Puerto". La propia UCI presionó a la Federación Española para que sancionaran a Valverde, pero los españoles han conseguido mantener limpia la imagen del murciano.
Todo arranca en la propia cruzada antidopaje de Alemania, escarmentada en el último Tour de Francia. Primero el veto a Alberto Contador en la Clásica de Hamburgo (en la que no iba a participar) también por supuestamente aparecer en los papeles de la OP. Y luego esta auténtica batalla para evitar la participación de Valverde en territorio alemán. Porque han sido los propios organizadores del Mundial de Ciclismo los que han presionado a la UCI para conseguir la exclusión de Valverde.

Durante el Tour, las autoridades alemanas estuvieron a punto de retirar las subvenciones destinadas a organizar el Mundial por los escándalos que se producían día tras día en el Tour. Los organizadores consiguieron salvar la prueba asegurando la máxima limpieza en los campeonatos. Pero se les ha ido de las manos. Y además con cierto sinsentido. A Valverde lo han querido crucificar sin una prueba en contra, y en cambio Erik Zabel, dopado confeso y arrepentido, no tendrá problemas en tomar la salida. Pero el delirio alemán llega un poco más allá. Han vetado la asistencia a los Mundiales del gran Eddy Merckx, el que es para muchos el mejor ciclista de la historia por un suspuesto dopaje del belga hace casi 40 años. En fin, un sinsentido.

Como ya he comentado en alguna ocasión en la versión radiofónica de "Terreno de Juego", lo único que hace el ciclismo con estas contradicciones es acabar poco a poco con su prestigio. Y de paso, autodestruirse. Tal y como está la situación, hay pocas soluciones. Una, que las federaciones nacionales se rebelen de una vez por todas contra la UCI, y tomen el control del ciclismo. También podrían tomar el control los organizadores de las 3 grandes vueltas por etapas (ASO, RCS y Unipublic), pero ellos pueden acabar más preocupados por el negocio. Por lo que, o se imponen las federaciones nacionales (algunas ya en cierta rebeldía), o dos, obligan a todos los estamentos a encerrarse en una casa tipo Gran Hermano y no dejarles salir hasta que hayan llegado a una solución o alguno quiera abandonar. Ese es el panorama. Y lo peor, es que el ciclismo ha llegado a esta situación él solito.

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