jueves, 27 de noviembre de 2008

El deporte quiere un Ministerio

José Luis Rodríguez Zapatero recibía ayer en Moncloa a los héroes de la Copa Davis. A los que disputaron la final, y también a Rafa Nadal y Nico Almagro, que tuvieron su parte de culpa en que España llegara a la final. Faltó Tommy Robredo, de vacaciones.

La escena era la típica post-gran-título: el presi del gobierno o el Rey, según la ruta y la disponibilidad, se hace la típica foto con esos héroes que han conseguido esa hazaña para el deporte español. Sheila Herrero, patinadora española de velocidad, ha conseguido tropecientas medallas en su carrera, pero si no me equivoco, aún está esperando está "gran-foto". Hay clases y clases. Pero ese es otro tema.

La de ayer parecía una foto (venga, vale, "recepción oficial") sin más, hasta que a Emilio Sánchez Vicario le dio por pedir (como quien le pide la Play a los Reyes) a Zapatero un Ministerio de Deporte. El presidente del gobierno, en vez de escapar con el típico "se estudiará", se le encendió esta bombillita de gobiernoexpréss (problema=solución) que él usa a veces (veáse el cheque-bebé). Lo de tener un gobierno tan "eficaz" a la hora de responder a las demandas ciudadanas es de agradecer, claro, pero no estamos aconstumbrados.

Más allá de lo estudiada que estuviera la idea, la pregunta es ¿el deporte español necesita un Ministerio? Como puede que alguien no haya caído en la cuenta, el deporte español ha vuelto en esta legislatura a aparecer en el nombre de un ministerio. Lo hace en el de Educación, Política Social y Deporte que "ministrea" Mercedes Cabrera. ¿Ha notado el deporte español algún cambio en estos meses desde que figura como nombre de Ministerio? No. ¿Notaría el deporte español algún cambio si tiene un ministerio "exclusivo" o donde sea la cartera principal (tipo Ministerios de Deportes y Juventud que hay en algunos países europeos)? Pues lo más probable es que no. El tener un ministerio no significa que vayan a ir las cosas a mejor. El crear un Ministerio iba a ser símbolo de más burocracia, y por lo tanto, más complicaciones para el deporte español. Un deporte que, por cierto, está absolutamente descentralizado en las Comunidades Autonómas.

Lo importante, más allá de que haya o no Ministerio, es que los dirigentes del deporte español sean competentes, y que se preocupen de verdad por el deporte español: por el atletismo, por la natación, por la gimnasia; los tres deportes que son los pilares del movimiento olímpico, y que tienen un futuro muy negro en nuestro país, al menos al nivel élite.
Si Juan Antonio Samaranch dice que Jaime Lissavetzky es el mejor Secretario de Estado para el Deporte que ha tenido nuestro país, no hay nada más que decir en ese aspecto. Lo más lógico, si se crea el Ministerio, es que fuera Lissavetzky el primer ministro de esta nueva cartera. Pero no hay que olvidar que Lissavetzky, de profesión, es químico. Y que él no era el mejor posicionado (o al que se consideraba mejor preparado) en 2004 para ser secretario de Estado para el Deporte en el primer gobierno de Zapatero.

Se dice que la creación de este Ministerio ayudaría a la candidatura olímpica de Madrid a los Juegos del 16. Sólo recordar que la elección de esta sede será el 2 de octubre de 2009, por lo que más vale que el Ministerio se vaya creando YA si se quiere que ayude a esa candidatura.

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