lunes, 22 de octubre de 2007

Weekend horribilis

Inglaterra se las prometía muy felices este fin de semana. Habitualmente es España quien reparte cada fin de semana a sus deportistas por el mundo, quienes acaban concentrado la atención mundial en numerosas disciplinas. Sin embargo, este fin de semana eran los ingleses quienes podían arrasar. Pero no les ha salido nada bien. El sábado jugaban la final del Mundial de Rugby frente a Sudáfrica. En la primera fase, ambos equipos ya se habían enfrentado, con una abultada victoria para los sudafricanos. En esta ocasión, los ingleses pensaban que iba a ser diferente, ya que había resucitado su gran estrella, Johnny Wilkinson. Pero el inglés de la pierna de oro no pudo hacer nada, y Sudáfrica se llevó el segundo mundial de rugby de su historia.

La baza del rugby era importante, más que nada porque todo el país estaba detrás del equipo, con un ferviente sabor patriótico. Pero tenían una baza más segura para el domingo, con Hamilton en el Mundial de Fórmula 1. Hamilton, y por ende, el equipo McLaren, también inglés. Pero aquí el estropicio fue aún mayor que la noche anterior con el rugby en París. Ya que aquí no ganó Raikkonen el Mundial, sino que lo perdió McLaren. Visto el regalo que en los últimos dos grandes premios hacía el equipo inglés, Ferrari no desaprovechó la ocasión, y lo que parecía increíble, en el año I después de Schumacher en la Scudería, han ganado los dos Mundiales: el de pilotos y el de constructores. Pero ya digo, aunque han hecho sus méritos, el fracaso de McLaren ha sido quién les ha puesto el título en bandeja. Y aunque no estaba Ross Brawn en el muro para diseñar la estrategia, un simple adelantamiento en boxes, con toda la limpieza y elegancia del mundo les ha dado el título. Unos pocos en España se han quejado de la maniobra de Ferrari ayer domingo, de que en la segunda parada de sus coches, invirtieran las posiciones. Pero nos deben quedar clara una cosa: eso es trabajo en equipo, el que no ha existido durante toda la temporada en McLaren-Mercedes. Y así les ha ido. Con la ínfima distancia que hubo en carrera entre Massa y Raikkonen, las vueltas extras que dio el finlandés antes de su segunda parada fueron suficientes para que tras su paso por boxes liderara la carrera. Para los españoles aún quedaba la esperanza de un error o un fallo mecánico de los Ferrari. Pero los coches del cavallino se han mostrado fuertes esta temporada, excepto averías puntuales, que también ha sufrido McLaren. Además, Raikkonen, frío como el hielo conduciendo, no iba a cometer ningún error. La esperanza era Massa, experto también en pifiarla, pero el colchón sobre Alonso era demasiado amplio.

El asturiano ha hecho esta temporada lo que ha podido, cómo ha podido, y cuando le han dejado, su equipo, y los comisarios de la FIA. Ahora es cuando más hay que valorar a Alonso, después de este "añito en el infierno", ha sido capaz de acabar tercero en el Mundial, y lo que es más importante, a sólo un punto del campéon del mundo. Hay algún medio que recuerda en el día de hoy la cacicada de la FIA contra Alonso en el Gran Premio de Hungría, pero éste es el típico "y si...". Porque si Raikkonen no se hubiera quedado sin puntuar en Montmeló y en Alemania, habría sido campeón antes. Y así podríamos seguir con una larga lista de "y si...". Al último día se llegó de una forma determinada, resultado de toda una temporada de Fórmula Uno, y paso lo que paso. De nada sirven estos "Y si...".
El "y si..." que sí podríamos aplicar hoy es el de "¿y si McLaren hubiera confiado en Alonso desde el principio?", o mejor dicho, "...durante todo el año?". Los británicos decidieron apostar por sí mismos, es decir, por un británico, olvidándose de otros factores. Por un lado, el que habían fichado a un bicampeón del mundo para que resucitara a la escudería. Nunca sabremos el mérito exacto que tuvo Fernando en esta resurrección, pero algo influiría, aunque sólo fuera el dinero que aportaron los patrocinadores (leáse Santander), una vez supieron que Alonso se iba al equipo británico.

Al igual que tampoco podremos valorar de forma exacta en qué grado perdió ayer el título McLaren: qué grado de culpa tiene el propio Hamilton y cuál Ron Dennis. El año de la escudería británica se resume en una pequeña comparación: McLaren tiene en Woking, Inglaterra, su sede central. Allí todo es pulcro y silencioso. Incluso los ascensores funcionan con un sistema hidráulico para que hagan menos ruido, por exigencia de Ron Dennis. Esa sede tiene toda la paz interior que ha brillado por su ausencia en la escudería británica en todo el año, por obra y gracia del propio Ron Dennis. De nada sirve tener uno de los equipos más veteranos de la Fórmula Uno, una gran sede silenciosa, el mejor coche de la parrilla esta temporada, un bicampeón del mundo en tu equipo, a los comisarios de la FIA a favor de uno de tus pilotos, si luego no sabes tener un poquito, sólo un poquito de mano dura con tus pilotos durante el año. Y así le ha ido a Dennis.
La última del británico es que va a reclamar que la FIA no haya sancionado a los BMW y Williams después de comprobarse que había algo ilegal en la gasolina de ambos equipos. Dennis demuestra que ha acabado el año desesperado, ya que aún le debería estar dando las gracias a la FIA de que permitiera que sus dos pilotos llegaran con opciones de título al último día. Y es que en el caso de espionaje, nadie entiende cómo se descubre que hay delito, pero sólo se culpa y castiga a la escudería y no a los pilotos, que se han beneficiado del delito. Ahí tuvo mucho que ver el tío Bernie que no quería quedarse sin un espectacular final de temporada. Ya sabemos cómo es Ecclestone, que ha dicho en Brasil que Hamilton, aparte de mulato, debería ser musulmán, porque así la Fórmula Uno se seguiría más en el mundo. Y puestos a pensar, que fuera también chino, que para eso China es el país más poblado de la tierra, y pueden consumir más. Bueno, es verdad, que eso no es posible porque en China todavía son comunistas. Pero da igual, habría más audiencia aún de televisión. Por lo que esta última pataleta de Dennis, de no aceptar deportivamente la derrota, puede traerle consecuencias en el futuro sabiendo cómo se las gasta Bernie. Aunque, hay que decirlo, puede ser la primera vez en la temporada en que una decisión de la FIA o de los comisarios, favorezca a Hamilton con razón, ya que se ha visto que BMW y Williams cometieron una irregularidad, aunque sin una pena establecida de antemano, como tantas otras cosas este año. Este sólo ha sido la crónica final del Mundial. El resumen global del año ya lo haremos otro día. Quizás ese día, nos metamos un poquito más con Hamilton que hoy, pero al fin y al cabo, ya ha perdido el Mundial. Él y Dennis. Ellos solitos. Enhorabuena.

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