No salgo de mi asombro con las declaraciones, al más puro estilo dictatorial, de Joseph Blatter ayer domingo en Madrid. Por mucho que la FIFA sea la "dueña" del fútbol mundial, cada país tiene unas reglas que se deben cumplir, y si en España tenemos una democracia, será por algo y para algo. Por lo que no puede venir Blatter y creerse superior. Porque por mucho que Blatter sea el Papa del Fútbol, se le olvida que en este caso por encima suyo está Dios, en este caso los jugadores, desde el gran Di Stéfano hasta el último jugador de Regional. Porque sin ellos se le acaba su negocio.
El problema está en la sumisión de todos los clubes y jugadores a dos instituciones, UEFA y FIFA, que miran más por su dinero que por los derechos de los propios jugadores. Y además, ambos organismos hacen poco por devolverle algo a la sociedad. Deberían aprender de la NBA, que obliga a todos los jugadores a participar en actividades sociales durante toda la temporada, y así Navarro, el mismo día que jugaba el partido de rookies, estuvo haciendo buzones para los afectados por el huracán Katrina. Pero claro, eso no da dinero.
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