Todo aquel que viera alguna repetición de las jugadas polémicas del Real Madrid-Sevilla del pasado domingo observará los fallos que tuvo el colegiado González Vázquez en el citado encuentro. Pero hay cosas que no me dejan de sorprender: para empezar, los árbitros seguirán cometiendo errores porque están ellos solos (3 personas, 4 si contamos al cuarto árbitro) para juzgar lo que hacen 22 jugadores sobre un terreno de unos 6.500 metros cuadrados.
Con la de cámaras que nos ofrecen las repeticiones de las jugadas, el cuarto árbitro podría rearbitrar acciones dudosas (si es que están claras con una repetición instántanea).
Pero ya sabemos que los dirigentes del fútbol se niegan a esto, no porque se rompa la magia del fútbol, sino porque si no hay polémica, se habla menos de fútbol durante la semana. Y eso es menos negocio.
Respecto al partido concreto del Real Madrid-Sevilla, se llega a extremos como lo que publicaba el diario Marca en el día de ayer, en la que indica que "El "galacticida" se cebó con Robben en el acta". ¿Cómo que se cebó? Por lo que se indica en el propio artículo, González Vázquez se limita a contar en el acta lo que hizo Robben. A lo mejor el que "se cebó" fue el propio Robben con un calentón que le va a privar de disputar el clásico de la Liga.
Y el tal "galacticida" en el caso de las expulsiones que tiene en su curriculum de Zidane y Ronaldo sólo hizo lo que debía hacer. A ver si por ser galácticos no van a poder ser expulsados si cometen malas acciones, que es lo que dan a entender con ese mote que le han puesto en Marca.
Los jugadores también fallan, y lo que es más grave, intentan engañar a los árbitros con sus piscinazos y simulaciones de agresiones. Si a un árbitro se le mete en la "nevera" por sus errores, a los jugadores también se les tendría que castigar por estos intentos de engaño, que empañan el "fair play". Estos engaños, voluntarios, deberían ser más criticables que los errores de un árbitro, que no son intencionados por mucho que algunos se empeñen.
Esta viñeta es de Forges, del 10 de junio de 2007 (en El País)
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