El fuego olímpico se apagaba la noche del domingo en Vancouver. Finalizaban unos Juegos Olímpicos de Invierno que han sido todo un carrusel de emociones y sensaciones desde antes de su inicio hasta la propia finalización de los mismos. De hecho, antes de empezar las competiciones todo eran disgustos para el Comité Organizador de los Juegos. El cambio climático había hecho que Canadá viviera el invierno más cálido de su historia, y la nieve era escasa en la zona cercana a la ciudad de Vancouver donde se iban a disputar algunas de las competiciones.
Los organizadores se vieron obligados a trasladar nieve en camiones hasta esas zonas escasas del elemento blanco, básico en unos Juegos invernales. Pero al fin y al cabo, ese problema lo pudieron arreglar. En lo que ya no pudieron intervenir es en el mal clima metereológico que afectó a los primeros días de competición, y que obligó a aplazar a algunas pruebas. Pero incluso en eso tuvieron suerte: con el paso de los días la situación mejoró de forma notable y desde mitad de la primera semana todas las competiciones se disputaron sin problemas.
Antes del inicio de los Juegos llegaba el momento trágico de esta cita de Vancouver: el fallecimiento, mientras realizaba un descenso de entrenamiento, del corredor de skeleton georgiano Nodar Kumaritashvili. La escasa protección de las propias protecciones del circuito no ayudaron precisamente en este caso, en un accidente ya de por sí extraño. La Ceremonia de Apertura se vio marcada por este trágico acontecimiento.
También en esa Inauguración asistimos a un fallo sorprendente: el pebetero no se pudo terminar de encender como debía. Una de las patas del mismo se quedó enganchada, y no se pudo completar su forma. Sólo se encendió correctamente en la Clausura; con un toque de humor, se simulaba que por fin se enchufaba correctamente. Ese toque de humor fue posible gracias al clima positivo que tuvieron los Juegos desde la mitad de la primera semana, en especial para los anfitriones, que han vivido unos Juegos históricos.
Con anterioridad a esta cita, Canadá había organizado dos Juegos Olímpicos, unos de verano, los de Montreal'76, y unos de invierno, los de Calgary'88. En ninguna de esas dos citas había logrado Canadá ganar oro olímpico alguno. Para la cita del 2010, prepararon un ambicioso plan económico, de más de 100 millones de dólares, al estilo del Plan ADO, para asegurar las medallas. Tras los primeros días de Juegos, parecía que se cernía la catástrofe para los anfitriones. Sin embargo, todo se enderezó llevando a Canadá a una borrachera de oro, que la ha dejado primera del medallero, y con un nuevo récord: nunca antes un país había conseguido tantos oros en unos mismos Juegos Olímpicos de Invierno.
El éxito de Canadá tiene varios puntales, como el del curling. Las chicas perdieron la final de una forma un poco incomprensible, pero los chicos supieron repetir su éxito de hace 4 años. Pero ningún otro triunfo ha sido tan importante como el del hockey hielo. De hecho, por muchas 13 medallas de oro que contemplara ya el medallero para los canadienses, si hubieran perdido la final de hockey hielo el sabor de boca de estos Juegos hubiera sido muy diferente. Porque el hockey hielo es su deporte nacional, y además jugaban la final con su rival histórico: Estados Unidos. Sufriendo, en la prórroga, con gol de oro, pero Canadá acabó los Juegos a lo grande: con el último oro en disputa colgado de su cuello, el más deseado. El partido alcanzó picos de audiencia en Canadá de 26,5 millones de espectadores, el 78% de su población (en USA la audiencia se llegó a disparar hasta los 34 millones, el partido de hockey más visto en 30 años).
Los canadienses han sido de lejos los grandes vencedores de estos Juegos Olímpicos de Vancouver. En el bando contrario, ha habido unas cuantas decepciones que merecen ser reseñadas. La principal de ellas, por el volumen que está cogiendo, es la del equipo ruso. Nunca antes los rusos habían finalizado tan atrás en el medallero (undécimos; fueron cuartos en Turín'2006). Las críticas han sido tales que el presidente del Comité Olímpico Ruso ya ha presentado su dimisión después de que se lo "sugirieran" las máximas autoridades políticas del país. El enfado y la vergüenza era tal que el presidente ruso, Medvedev, no fue a Vancouver a recoger la bandera olímpica como país anfitrión de los próximos Juegos de Invierno.
El fracaso ruso se simboliza de manera especial en la figura de su patinador Eugeni Plushenko. Como contaba aquí en la previa de los Juegos, el ruso, tras lograr el oro en los anteriores Juegos de Turín, se retiró para hacer caja, y volvió para hacer doblete olímpico. Tras arrasar en los Europeos de Tallin, era el gran favorito. Pero se quedó sin el oro, en una decisión algo polémica y sorprendente. Plushenko no se tomó a bien su derrota, y es que ha vuelto demasiado altivo a la competición.
A los anteriores organizadores de los Juegos, los italianos, las cosas tampoco les han ido demasiado bien en Vancouver. Si en Turín lograron 11 medallas, en la cita canadiense sólo han logrado 5 medallas (1 de oro, 1 de plata y 3 de bronce), en lo que es su registro más bajo desde, precisamente, los anteriores Juegos que albergó Canadá, los de Calgary'88. La polémica en el país transalpino se centra en el coste económico que han supuesto estas medallas.
En el capítulo de fracasos también se incluye al esquí alpino austríaco, que sólo han salvado en parte las chicas. Y es que el apartado masculino se ha vuelto de vacío de Vancouver, lo que es considerado como una auténtica tragedia nacional: en todas las ediciones olímpicas anteriores siempre habían conseguido al menos una medalla en esquí alpino masculino. Ya digo, una tragedia en su país, que ha pasado del 3º puesto en el medallero en Turín al 9º en Vancouver.
Aquí en España también hemos vivido nuestra particular tragedia. A pesar de que dos ciudades se postulan, ambas con los Pirineos como telón de fondo, como candidatas a acoger los Juegos de Invierno del 2022, España sigue en su particular travesía por el desierto en los deportes invernales. Y es que si a la precaria situación de los deportes de invierno en nuestro país le añadimos ciertos factores externos no deseados, la combinación no puede ser nada buena. La medalla que no ganó Blanca Fernández Ochoa en Calgary'88, los oros dopados de Johann Muehlegg en Salt Lake City'02, María José Rienda en el gigante de Turín'06 cuando llegaba en su mejor momento y era una de las grandes favoritas a todo...
A esta lista negra hay que unir, con todo el dolor, a la que era nuestra gran esperanza en Vancouver, la snowboarder Queralt Castellet. Tras realizar una fase de calificación magnífica, con la tercera mejor nota, y pase directo a la final, una caída en mala posición durante el calentamiento previo a esa lucha por las medallas la mandaba al hospital, y la dejaba sin poder competir. Lo estaba haciendo tan bien, que, pese a no disputar la última ronda, finalizó 12ª.
Curiosamente, los que mejor lo hicieron en Vancouver fueron los "novatos" de la Federación Española de Deportes de Hielo. Tras los anteriores Juegos, y a sugerencia de Juan Antonio Samaranch, la antigua Federación Española de Deportes de Nieve se escindió en dos: Nieve e Hielo. Y las cosas no han podido ir mejor para éstos últimos. Han tenido tres deportistas en Vancouver, los tres clasificados por méritos propios (y no por cupos extraños), y han sido los que mejor lo han hecho si exceptuamos a Castellet, y a Carolina Ruiz, que firmó una 15ª plaza en descenso, una de las tres pruebas en las que participó.
La gran promesa es Javier Fernández, quién no sólo accedió a la final de patinaje masculino, sino que la finalizó en una espléndida, para su juventud, 14ª plaza. También se coló en la final Sonia Lafuente, en patinaje femenino. Su puesto fue más discreto, 22ª, pero tiene margen para crecer y llegar más arriba. Y cerrando la participación en hielo estaba Ander Mirambell, para el que era casi un milagro estar en Vancouver en un deporte como el skeleton, nulo en nuestro país. Con todo y con eso, finalizó 24ª, en su primera participación olímpica. Una auténtica hazaña.
Del resto de españoles, destacar que Jordi Font, que rozó la medalla en Turín, se vio obligado a retirarse nada más empezar la competición lesionado, y María José Rienda confirmó nada más lanzarse a la pista que su presencia en Vancouver ha sido más para ampliar el currículum que por opciones reales de ser meramente competitiva. A pesar de todo ello, resulta curiosa nuestra doble aspiración olímpica invernal. Cosas de este país.
Nos falta hablar de algunos triunfadores individuales de estos Juegos. Uno de ellos es Simon Amann, que ha hecho doblete en Saltos de Esquí, llevándose el oro tanto en el trampolín largo como en el trampolín corto. Amann repite doblete, ya que logró la misma hazaña hace 8 años, en los Juegos de Salt Lake City'02. Si el suizo es el gran triunfador moral, en número de medallas la vencedora absoluta de los Juegos es la noruega Bjoergen, que se ha colgado 5 chapas del cuello.
Ello es debido al mayor número de pruebas que disputa un mismo deportista en especialidades como el esquí de fondo (su deporte) o el biathlon. También tuvo 3 oros la china Wang Meng en short track (patinaje de velocidad en pista corta).
Quizás la reina femenina moral de Vancouver sea Maria Riesch, que logró sendos oros en las pruebas de slalom y supercombinada, superando a la que partía como gran favorita en esquí alpino, Lindsey Vonn, que aunque aspiraba a 5 medallas tuvo que conformarse con un bronce (en el supergigante), y un oro en descenso.
La alemana Riesch ayudó a que su país finalizara segunda en el medallero (fueron los mejores en Turín), con 10 oros (para un total de 30 medallas, curiosamente una más que hace 4 años), por delante de Estados Unidos. Eso sí, los yankis son los que más medallas han recaudado: un total de 37 (cuando en 2006 sólo lograron 25). De Estados Unidos destacar Bode Miller, el gran triunfador del esquí masculino: Oro en Súpercombinada, Plata en Súpergigante y Bronce en descenso. Por su parte, el gran Ole Einar Bjoerndalen se quedó sin poder superar las 12 medallas que logró en toda su carrera otro noruego, Bjorn Daehlie. Sumó 2 a su cuenta, para un total de 11 a sus 36 años, en la modalidad de biatlón.
Los Juegos Olímpicos de Vancouver ya son historia. Eso sí, la ciudad canadiense todavía tiene en su agenda los Juegos Paralímpicos, donde España acude con 5 representantes, todos ellos en Esquí Alpino, y con opciones reales de medalla. La cita invernal paralímpica comenzará el viernes 12 y finalizará el domingo 21 de marzo. Después de ello, ya espera la cita de Sochi, en Rusia, para el 2014. Un nuevo ciclo olímpico ha comenzado. ¿Lo acabaremos, por fin, con alguna medalla?
jueves, 4 de marzo de 2010
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